Marcel Breuer abandonó la Bauhaus en 1928 totalmente obsesionado por crear «muebles metálicos» con tubos de acero cromado que formaran parte integrante de la nueva vivienda moderna, objetiva y funcional. Ese año creó la silla Cesca, un punto y aparte en un mundo de sillas con cuatro patas, y se la dedicó a otra de sus grandes creaciones, su hija FranCesca.