APRENDIENDO A SANAR.
A veces el miedo habla más fuerte que la esperanza. A veces la mente se llena de dudas, el corazón se siente pequeño y el camino parece imposible. Pero incluso en esos momentos oscuros, algo dentro de mí decidió intentarlo. No siempre con fuerza, no siempre con certeza, pero con el simple acto de no rendirme. Hoy miro atrás y abrazo con gratitud cada caída, cada lágrima, cada noche en la que pensé que no lo lograría. Porque ahí, en el fondo del dolor, también estaba naciendo mi fuerza. Este...
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